Uno de los mayores problemas con los que nos encontramos en nuestra vida diaria es percibir el envejecimiento, aceptarlo, asumirlo. El ser humano tiene claro que en su plan de vida hay un momento en el que envejece, para lo que debemos, y tenemos, que estar preparados.
Con la edad, comenzamos a notar problemas físicos que nos obligan a pensar en que envejecemos. Somos conscientes de que nos hacemos mayores cuando comenzamos a notar carencias, cuando nuestros movimientos se vuelven más lentos, cuando la actividad diaria se ralentiza, cuando nos obligamos a cambiar, de forma progresiva, nuestra forma de vida.
Pero, el envejecimiento no solo es físico, sino que, en muchas ocasiones, comenzamos a notar ‘lagunas’ en nuestro cerebro, empezamos a tener olvidos que antes no nos ocurría, nos llegan situaciones que nos hace preocuparnos por nuestra salud mental.
Quizá, en muchas ocasiones, no queremos darnos cuenta de la realidad y tratamos de no pensar en el deterioro cognitivo que nos llega. Los científicos tienen claro que el cerebro es un órgano que, al igual que el resto de nuestro cuerpo, envejece con el paso de los años.
De la misma manera que vamos al gimnasio para mantenernos en forma y evitamos un anquilosamiento de nuestros huesos, deberíamos pensar en actividades que consigan ralentizar el envejecimiento de nuestro cerebro.
Estudios científicos demuestran que, con la edad, el tamaño del cerebro disminuye, se pierden neuronas y se altera la producción de hormonas y neurotransmisores. También se produce una acumulación de proteínas en forma de agregados que se suelen depositar tanto dentro como fuera de las neuronas. Esto puede desencadenar el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas relacionadas con la edad, como la enfermedad de Alzheimer o el párkinson.
Para frenar el envejecimiento del cerebro sería necesaria mantener la dieta mediterránea, con un bajo consumo de carnes y aves de corral, un consumo moderado, o bajo, de lácteos, alcohol y grasas.
También es importante mantener un buen ciclo de vigilia y sueño, ya que mantener un sueño reparador favorece un envejecimiento más saludable.
Debemos realizar actividad física regular, así como una actividad intelectual, que va desde leer o buscar nuevas habilidades.